¿Qué es la dependencia emocional?
La dependencia emocional en psicología es la dependencia afectiva o sentimental que consiste en una serie de comportamientos adictivos que se dan en una relación. Esto significa que puede ser con una pareja, alguien de nuestra familia, un/a amigo/a, etc.
Lo fundamental será que exista una asimetría en el rol que asume cada persona.
¿Cuándo estamos frente a la dependencia emocional?
La necesidad de afecto básica que todo ser humano necesita se convierte en dependencia emocional cuando las conductas que desplegamos para satisfacerla son desproporcionadas. Aunque muchas veces se trate de una situación pasajera, lo más habitual es que el patrón de dependencia emocional se sostenga en el tiempo y se repita en diferentes relaciones.
Una clave para entender esta dependencia sentimental es que está enraizada en la necesidad de amor y afecto. Las personas que la sufren tienen un gran miedo a estar solas y no pueden concebir su vida si no es al lado de una pareja sentimental.
Para identificarla en ti, puedes hacerte estas preguntas:
¿Sentí alguna vez que sacrifiqué mi amor propio por otra persona? ¿Sentí en alguna ocasión que creía necesitar o depender de alguien y terminé perjudicando a los que quiero o incluso a mí mismo/a?
Características de una persona con dependencia emocional
Ahora bien, ¿cómo luce en la vida real una persona dependiente emocionalmente? Será posible reconocer en ella las siguientes características:
• Sentimientos de vacío: Toda su felicidad se centra en una sola persona. No disfruta de otra cosa que no sea estar con quien ama o aprecia. Cuando la persona amada se va, aparece la sensación de vacío.
• Necesidad excesiva de agradar y ser aprobada: Evita a toda costa “llevar la contra” para evitar enfrentamientos. Antepone el deseo de otras personas a los suyos.
• Idealizar de forma exagerada a la pareja: La persona dependiente idealiza a su pareja de tal manera que no es capaz de ver nada negativo en él o en ella. Quien es dependiente asume que su pareja es el ser más maravilloso que ha conocido jamás, sobrevalorará las cualidades de su pareja e infravalorará las cualidades propias.
• Necesidad de conformar una pareja, viviendo por y para el amor únicamente: Deseo e impulso irrefrenable por el acceso constante a la persona de la que se depende. Hay una necesidad y fijación excesiva por tener contacto continuo a través de llamadas o mensajes. La persona dependiente muestra un amor desmedido, busca complacer continuamente a la pareja y muchas veces con regalos o actitudes exageradas.
• Incapacidad para romper ataduras: Prefiere sufrir antes que dejar a la persona con la que mantiene esa relación. La relación genera ansiedad: la persona nunca está contenta porque quiere más y, sobre todo, teme que la dejen.
• Baja autoestima: Desvalorizarse sistemáticamente a sí mismo/a. Las personas dependientes se muestran críticas consigo mismas y con su forma de ser, hasta el punto de sentirse inferiores y culpables.
• Miedo intenso al abandono: Angustia o miedo exagerado frente a la idea de separación. ¿Resuenan contigo estas frases?: “Si me deja, me muero”, “No puedo vivir sin él/ella”, “Ahora que es mío/a, ya no se me escapa”, “Voy a hacer todo lo que sea posible para que no me deje”. La persona dependiente no se imagina que la relación pueda terminar. El/la dependiente no consigue disfrutar ni ser feliz si no es a través de la otra persona y por ello busca el vínculo en sus planes constantemente.
• Control: Quiere tener el control de la vida de la otra persona para tener la seguridad de que no la perderá. Se convierte en una especie de espía para seguir incluso las conversaciones que tiene con otras personas y deja de vivir su vida para seguir la del otro/a.
• Aislamiento: Aparece una clara tendencia hacia el aislamiento social. Es decir, sólo quiere estar con esa persona.
Factores que influyen en el desarrollo de la dependencia
Dejar de lado una dependencia emocional no es una tarea que se logra de la noche a la mañana, sino que debemos tener en cuenta factores que parece que nos han conducido, sin haberlo planeado, al terreno de la dependencia emocional.
Aspectos como la ausencia del desarrollo de autonomía personal, comentarios que nos han y hemos venido diciéndonos a nosotros mismos de lo que somos o no somos desde que tenemos uso de razón hasta ahora, esas etiquetas que desde niños nos pusieron y ahora de adultos hicimos nuestras…
Las personas con dependencia emocional experimentan íntima e intensamente un tipo de carencia afectiva que sienten que tienen que suplir con alguien externo a sí mismas, haciendo todo lo posible por cubrir esa necesidad que termina siendo cronificada por ella misma. Se vive por y para la pareja, dejando de lado su propia identidad, por lo que supone también la pérdida del control de sus propias emociones y necesidades.
Sin notarlo, la persona decide descuidar o abandonar su esencia para centrarse por completo en la del otro. Y así, alimenta la fantasía de que quizás, de esa manera, nos quiera aún más y llenará el vacío afectivo que se experimenta.
Y aquí debemos tener cuidado. Porque si bien la sensación de vacío disminuye cuando la persona aparece, nunca es suficiente. Como si de una sustancia se tratase, la necesidad nunca se sacia.
¿Es posible dejarla atrás?
Solemos olvidar que los seres humanos tenemos la capacidad de cambiar, pero podemos trabajar activamente para modificar nuestros comportamientos y por ende cambiar nuestras emociones.
Es posible vivir una relación en la que las dos personas se amen, se respeten y se acompañen sin que sea necesario la pérdida de la identidad de alguna de las partes.
Pero esto requerirá de nosotros asumir riesgos. Tomar valor para desempeñar otros roles desconocidos para nosotros (en los que no importe no agradar tanto). Creernos merecedores de afecto, abandonar la desconfianza en nuestras capacidades, probarnos que somos capaces de sobrellevar la soledad, disfrutar de nuestra propia compañía.
El mejor antídoto para la dependencia es Intentar conocer a nuestros vínculos más que estar con ellos para que nos den lo que creemos necesitar; dejar de depositar en quienes nos rodean la responsabilidad de completarnos.
¿Te gustaría conocer más sobre cómo sanar la dependencia emocional? Escucha el episodio 7 de Psicología al desnudo.