Mini guía para cultivar el merecimiento
-¡Qué linda te queda esa blusa nueva!
-Ay, gracias. La compré con un gran descuento después de un día de trabajo súper complicado.
Muchas veces necesitamos justificar las cosas que tenemos o ganamos. Vivimos en la cultura del esfuerzo. Según esta concepción, para merecer cosas, hay que ganarlas a costa de sudor y lágrimas. Para ser meredecor@s necesitamos sacrificarnos, sufrir, esforzarnos descomunalmente y trabajar hasta el cansancio.
Esta creencia nos ha hecho mucho daño. Porque parece no dar lugar al bienestar, al trabajo placentero, relajado y mucho menos al disfrute.
¡Es hora de cuestionarnos la asociación sufrimiento-merecimiento!
Te propongo un acto revolucionario: ¿Qué tal si empezamos a creer que merecemos las cosas que conseguimos sin necesidad de sufrir? Si algo nos motiva, nos gusta, genera pasión o entusiasmo, y somos capaces de invertir en eso el tiempo que sea necesario podemos estar orgullos@s de nosotr@s y creer que lo merecemos.
Cultivar el merecimiento no es nada sencillo. Ojalá bastara con repetirse a sí mism@ “me lo merezco” frente al espejo, para que de veras creerlo. Pero esto no funciona. El asunto es más complejo.