Mini guía para dejar atrás el victimismo
Hay ciertos objetos, personas y actitudes que restan más de lo que suman. El victimismo es una de ellas.
Lo diré sin rodeos: para disfrutar de la vida, es necesario que dejes atrás el victimismo. Aunque a veces parezca que obtienes ciertos beneficios de sentirte una víctima, esto no te deja vivir en paz.
Antes de continuar, necesito hacerte una aclaración fundamental: en esta guía no nos estamos refiriendo a las víctimas reales de crímenes terribles, quienes seguramente jamás habrían elegido estar en ese estado de sufrimiento.
En este caso, estamos hablando de las personas que “se hacen las víctimas” a diario. Es decir, aquellas que se sienten vulnerables y maltratad@s por cualquier situación, persona o circunstancia, (sea o no sea esto válido) frente a las cuales se exige una reparación.
Se trata de una posición subjetiva: una forma de ser y actuar en el mundo. Una persona en posición de víctima vive constantemente en la queja y en el reclamo, creyendo que el “universo conspira en su contra” mientras se mantiene en un rol pasivo, esperando que l@s otros resuelvan por un@. Una persona en esta posición diría y pensaría algo así: “Siempre tod@s me hacen cosas malas, y no es mi culpa. Yo no merezco nada de lo malo que me pasa, pobre de mí. Mis problemas son peores que los de los demás”
El victimismo es lo opuesto a la responsabilidad. A la larga, mantenerse en esta posición de víctima e irresponsable, se traduce en no tener ningún tipo de poder de decisión en la propia vida, porque no se hace cargo de la propia existencia.
Ven, te daré una mano para dejar atrás el victimismo y empezar a entender que tu felicidad depende de ti. (Claro que los factores externos influyen mucho, pero tú puedes decidir qué hacer con lo que te sucede)