Mini guía para perdonar y perdonarse

 

Al contrario de lo que much@s piensan, el perdón es un favor autodirigido. Es decir, no está orientado hacia aquella persona que nos lastimó, sino hacia nosotr@s mism@s. Es un auto-favor porque la sensación de libertad que nos invade cuando perdonamos, es gigantesca.

 

Sin embargo, es cierto que el perdón implica mirar nuestras heridas. Incluye unas cuántas pizcas de dolor. Pero es una herramienta indispensable para transitar la vida porque perdonar puede ser lo único que nos ayude a dejar de arrastrar una mochila demasiado pesada. Guardar rencor genera malestar, estrés, angustia y una sensación casi insoportable de encierro. 

 

Perdonar no es decir “te (me) perdono”. Es, genuinamente, no tener resentimiento. Es tener la capacidad de vivir con un recuerdo que me duele, sin querer herir al otr@ a través de la venganza. Implica un trabajo interno muy profundo porque se trata de una acción muy cargada emocionalmente. No es nada sencillo, pero tampoco imposible.

 

Perdonar no es sinónimo de estar de acuerdo, ni mucho menos de olvidar. Es más bien sanar realmente algo dentro nuestro. ¡Quien perdona obtiene muchísimos beneficios! Descubre en esta mini guía un posible camino para aprender a perdonar, cicatrizar la herida y así ser capaz de seguir adelante.