Una de las preguntas que más veces recibimos los y las profesionales de la salud mental es: ¿Se puede superar la dependencia emocional? Si quieres saber la respuesta, te daré aquí la mía: ¡Claro que se puede!
¿Qué es la dependencia emocional?
En psicología, la dependencia emocional es un tipo de dependencia afectiva o sentimental que consiste en una serie de comportamientos que son adictivos y que se dan en el marco de una relación (de pareja, amistosa, familiar, etcétera). La particularidad de estas relaciones es la asimetría presente en el rol que asume cada parte de la relación, causando daño a quien la padece.

Si quieres profundizar más sobre este concepto, te recomiendo el episodio número 6 de Psicología al desnudo.
Cómo superar la dependencia emocional
Es difícil conseguir dejar atrás la dependencia emocional por nosotr@s mism@s. Y esto se debe a que en las relaciones dependientes se encuentra presente una adicción a la otra persona. Y la adicción -aunque comportamental- es difícil de cortar de manera independiente, así como lo es la adicción a una sustancia.
Claro que hay personas que leyendo un libro, escuchando una conferencia o viendo un vídeo, consiguen identificar que sufren dependencia emocional. Pero cortar el patrón dependiente no es tan fácil para la inmensa mayoría.
La buena noticia es que con la ayuda adecuada es mucho más sencillo, rápido y efectivo.
Cuando sufrimos dependencia emocional es altamente recomendable acudir a un profesional de la psicología con expertise en este tema, para que nos ayude a salir de la pesadilla que parece no tener fin en la que nos encontramos.
¿Qué señales indican que deberías hacer terapia psicológica para superar la dependencia emocional?
- El círculo vicioso: Si abandonas y vuelves a una relación infinitas veces, es un indicador de un patrón dependiente. En otras palabras, cuando ya se han realizado muchos intentos -sin éxito- para salir de la relación.
- Presencia de dudas: En algunos momentos de lucidez puedes darte cuenta de que honestamente no es la relación que quieres; pero en otros momentos, regresa la creencia de que aún así puedes continuar.
- Repetición del mismo patrón: Si al mirar tu pasado reconoces un patrón dañino (de dependencia o de imposibilidad de poner límites) repitiéndose en tus relaciones.
- Miedo a la soltería: Cuando te consideras incapaz de salir adelante sin otra persona. Esta es una señal de alarma gigante. Estar sin pareja no significa estar en la soledad. ¡Hay miles de otros vínculos que pueden nutrirnos enormemente!
- Sufrimiento y miedo a perder a la pareja. Esto se traduce en mucho sufrimiento: ansiedad, somatización de los problemas, necesidad de antidepresivos para combatir la tristeza, etcétera. Aún en este escenario nada prometedor, el miedo a quedar sin esa persona, lleva a permanecer en el vínculo.
- Culpa. Se sostiene la relación aún cuando existe el deseo de abandonarla, porque la culpa es quien retiene. Genera CULPA irse del vínculo.

Si alguna de estas situaciones te ocurre, resuenan contigo y con tu relación actual -o tus experiencias más recientes en relaciones amorosas-, hay una decisión que puedes tomar por tu salud emocional.
Comienza un proceso psicoterapéutico.
Dicen que no hace terapia quien tiene problemas, ya que problemas tiene todo el mundo. Quien va a terapia, es quien se hace cargo de sus problemas y quiere tomar acción para resolverlos. Yo añadiría que va quien es lo suficientemente valiente como para pedir ayuda, cosa que no es tarea sencilla.
Pequeñas prácticas para superar la dependencia emocional
- Reconocer las actitudes dependientes: Hacer una lista. ¿Qué actitudes están presentes en ti y son dependientes? Puedes utilizar este recurso gratuito para ello.
- Enfrentar: Asumir el miedo a perder a tu pareja, y enfrentarlo. Esta tarea consiste en eliminar progresivamente aquellos patrones que se han identificado como dependientes.
- Aprender a estar sol@s: Dejar de buscar en l@s demás aquello que no nos estamos brindando es un paso necesario e inevitable en el camino a sanar la dependencia emocional.
- Volverse algo más “egoísta”: Implica ponerse en primer plano en la relación, dejando atrás la complacencia.
- Distanciarse físicamente de la otra persona: La pérdida temporal del contacto facilita la exposición imaginaria a la pérdida.
- Recuperar el disfrute individual: Reconectar con aquello que disfrutabas hacer por fuera de la pareja (ver amistades o familiares, realizar algún pasatiempo, enfocarse en proyectos laborales o profesionales).
- Poner en palabras lo que sientes: Sea con tu pareja o no, encuentra alguien con quien puedas expresarte sin sentir pesar por ello.
Abordé estas prácticas en el episodio número 7 de Psicología al desnudo: “Sanar la dependencia emocional”. Puedes escucharlo aquí.