¡Acepta nuestras cookies! Sí, entendemos que ver este anuncio en cada web que visitas puede ser agotador, pero es necesario. Puedes consultar nuestra Política de Privacidad para más detalles, y también decidir qué cookies aceptar.

19/1/2021

Relaciones

Minutos de lectura:

5

¿Qué es el abuso emocional y el gaslighting?

El maltrato emocional, al ser menos visible que la violencia manifiesta, es mucho más difícil de identificar y demostrar, y es por eso que en muchos contextos, tanto sociales como profesionales, no es considerado una forma de violencia. Pero el abuso emocional, al igual que el físico, es violencia.

Escrito por

Equipo Psi Mammoliti

“Ten cuidado con lo que toleras, le estás enseñando a la gente cómo tratarte”. Desconocid@

La violencia psicológica consiste en una serie de actitudes en las cuales la persona que agrede, busca dominar y someter a la otra persona por medio de sus emociones. Este tipo de violencia muchas veces se encuentra invisibilizada y se reconoce a través de sus manifestaciones como enfermedades y desestructuraciones psíquicas, enfermedades psicosomáticas, depresión; y tiene como elementos el abuso verbal, económico, el aislamiento, la intimidación, las amenazas, el desprecio, abuso emocional, la negación, minimización y la culpabilización (Asensi, 2008), caracterizada por infundir temor (Artavia, 2013).

El abuso emocional no deja rastros físicos, pero sus efectos son aun más destructivos y devastadores que los del abuso físico. El maltrato emocional, al ser menos visible que la violencia manifiesta, es mucho más difícil de identificar y demostrar, y es por eso que en muchos contextos, tanto sociales como profesionales, no es considerado una forma de violencia. Pero el abuso emocional, al igual que el físico, es violencia. Todas las formas de violencia representan una violación de los derechos humanos (Galán, 2017).

Vamos a definir de qué hablamos cuando hablamos de ABUSO EMOCIONAL. Marti Tamm Loring en su obra preliminar Emotional Abuse (1994) ofrece la siguiente definición:

El abuso emocional es un proceso continuo con el cual un individuo sistemáticamente disminuye y destruye la autoestima de otra persona. Las ideas, los sentimientos, las percepciones, y las características de la personalidad de la víctima son constantemente descalificados. Con el tiempo, la víctima empieza a experimentar estos aspectos de sí misma como seriamente erosionados o ausentes.

Los puntos claves aquí son: continuidad y sistematicidad del abuso emocional. Al ser repetitivo, constituye un patrón. El abuso emocional se caracteriza por su continuidad; es sistemático, recurrente e intencional, como si se tratase de un ritual, (Loring, 1994: 91), y suele tener lugar en las relaciones más estrechas.

Tipos de acciones del abuso emocional

  • OPOSICIONES:

Oponerse a, y contradecir, todos los pensamientos, opiniones y percepciones de la otra persona. El antagonismo y la contrariedad son típicamente usados cuando no se tolera que la otra persona tenga puntos de vista diferentes, por miedo a perder el dominio sobre ella. El mantener control es clave; las ideas diferentes producen incertidumbre y por ende, descontrol.

  • DESCALIFICACIONES:

Mediante este mecanismo, se desacredita y desautoriza las acciones y opiniones de la otra persona, disminuyendo su dignidad. Las descalificaciones pueden incluir insultos, ridiculizaciones, humillaciones, rótulos negativos, imitaciones (de una discapacidad o un rasgo vergonzante, por ejemplo), etcétera.

  • AGRESIONES ENMASCARADAS DE BROMAS Y CHISTES:

Cuando un insulto o una descalificación toma la forma de un chiste es más difícil negarlo como tal. Si la persona abusada responde con ofensa o intenta defenderse, se la acusa de “No tener sentido del humor” o de "ser exagerada". Los insultos con tono chistoso tocan a las partes más vulnerables; ridiculizan las habilidades, competencias y condición de la persona abusada.

  • DESVIACIONES O CAMBIOS ABRUPTOS DE TEMA:

Esto ocurre cuando se niega a conversar, se evita toda resolución posible de conflictos, se cambia de tema, y/o se ignora lo dicho. De esta manera se intenta controlar el curso de las comunicaciones interpersonales.

  • ACUSACIONES:

Mediante este mecanismo, se proyectan irritaciones, inseguridades y ataques de furia propios en la otra persona, así acusándola a ella de ser la agresora y culpable de las peleas y violencia generadas.

  • JUICIOS, CRÍTICAS Y CORRECCIONES:

Esto sucede cuando se juzga casi todo según el propio punto de vista. Se critica a la otra persona por no pensar de la misma manera, y cuando lo intenta, se la corrige constantemente.

  • TRIVIALIZACIONES Y MINIMIZACIONES:

Mediante este mecanismo se considera insignificante todo lo que dice o hace la otra persona, desde sus intereses, opiniones, sentimientos, actividades, etc., así anulándola como persona.

  • SABOTAJE Y CHANTAJE EMOCIONAL:

Se boicotean todos los intentos de independencia y autonomía de la otra persona mediante chantaje emocional. Puede incluir desde interrumpir conversaciones o actividades importantes hasta sabotear futuras oportunidades.

  • AMENAZAS:

Distintos grados de extorsión, tales como amenazas de abandono, sostén económico, apoyo moral, o inclusive intimidaciones de muerte. De esta manera se busca tocar los miedos más profundos de la otra persona en un intento de exigir su dedicación completa e incondicional.

  • ÓRDENES:

Las órdenes niegan en forma manifiesta el derecho a la igualdad y autonomía de la otra persona. Se manda e impone en vez de pedir respetuosamente lo que se quiere.

  • NEGACIONES Y DESMENTIDAS (GASLIGHTING):

La desmentida es uno de los mecanismos más destructivos del abuso emocional. No sólo se niega cualquier tipo de responsabilidad por el abuso, sino que además se refuta la realidad de la otra persona. Gaslighting, un término que proviene de la obra de teatro Gaslight (traducida como Luz de gas o Luz que agoniza) y posterior película: Durmiendo con el enemigo (1991), un film sobre violencia emocional y física en un matrimonio que, visto desde afuera, lleva una vida perfecta: tienen una hermosa casa con vista al mar, un buen pasar económico, éxito, juventud y belleza. Sin embargo, a Martin, el esposo, un hombre controlador, obsesivo y tirano, le gusta tener los objetos de la casa de una determinada manera: las toallas impecablemente ordenadas y colgadas en línea recta, las latas puestas simétricamente en la alacena con las etiquetas a la vista, entre otras manías compulsivas. Cuando ella accidentalmente se equivoca, y no organiza los objetos según las exigencias imprevisibles de Martin, éste los cambia de lugar y los reordena sin decirle nada, lo cual produce en ella una gran sensación de desconcierto, confusión y creciente duda. El esposo utiliza así, técnicas malignas e indirectas, mediante un trabajo fino, para hacer dudar a su joven esposa de sus percepciones, memoria y salud mental, negando o distorsionando todos los hechos sucedidos, y acusándola de mentir, e imaginar y fabricar los hechos, para manipularla y controlarla.

  • SIMULACIÓN DE BONDAD:

Al simular amor, interés y preocupación por la otra persona, el “agresor” disimula y justifica sus conductas abusivas bajo el pretexto de hacerlo por su bien de ella o para cuidarla de un supuesto entorno hostil. A través de este mecanismo se enmascara la violencia implícita en los actos abusivos. Para el afuera la persona abusiva es "encantadora".

  • FALTA DE APOYO Y EMPATÍA:

Negarse a escuchar a la otra persona, renegar de las experiencias de ella y no compartir con ella intenciones, planes y propósitos son algunos ejemplos de este mecanismo. Ni los proyectos personales ni los de pareja son hablados o planificados conjuntamente, sino determinados unilateralmente. La reciprocidad e la igualdad no existen. La otra persona es tratada como una extensión propia, como si ella no tuviese sentimientos, pensamientos y derechos propios. Sus actividades, logros y proyectos son considerados amenazantes, por eso busca aislarla.

  • INVASIÓN DE LA PRIVACIDAD:

Incluye violaciones de la privacidad tales como hacer preguntas indirectas e incómodas, abrir cartas personales y revisar el teléfono de la persona sin su consentimiento, realizar escuchas telefónicas, espiar o hacer seguir a la otra persona. 

  • ESCALADAS:

Esto ocurre cuando la persona afectada se enfrenta con el “agresor” –el cual normalmente no está dispuesto a cambiar– por lo cual éste intensifica sus agresiones en un intento de recuperar el control. Estas escaladas verbales pueden convertirse en violencia física.

  • RECLUSIÓN:

A través de este mecanismo se intenta alejar o aislar a la persona abusada de otras personas (familiares, amigos, colegas, etc.). Al limitar el contacto con el afuera, se logra tener mayor control espacial sobre ella. 

  • IMPREVISIBILIDAD:

Las agresiones suelen ser imprevisibles, dejando a la persona abusada en un continuo estado de confusión y alerta.

  • DESTRATO:

Mostrarse indiferente, poco interesado/a y apenas involucrado/a con la otra persona, ignorando sus necesidades físicas y emocionales.

Las conductas abusivas pueden, además, consistir en modos de expresión verbales o no verbales. El impacto de los gestos, tonos de voz, etc. Suele ser mucho más poderoso que las agresiones verbales, ya que se trata de mecanismos indirectos e inidentificables, que crean en la persona afectada una sensación de confusión y desconcierto (Loring, 1994).

El ciclo del abuso

El ciclo del abuso emocional funciona en muchas ocasiones como una adicción. Hay un flujo de castigo-recompensa en el que quedamos atrapad@s. Nos regalan una atención desmesurada, el más increíble de los afectos, son detallistas y apasionad@s, pero al poco tiempo aparece la exigencia, la frialdad, la humillación y el reproche que causa herida.

Lo cierto es que ninguna de las dos partes involucradas se beneficia de este ciclo: la persona “abusadora” porque no logra salirse de la espiral control-temor, que a su vez le impide expresarse de otras maneras y limita seriamente su repertorio conductual-emocional, y la persona que lo sufre, por estar sometida/o a estas secuencias de dominación y agresión que dejan secuelas físicas y emocionales en su persona, y que tienen implicancias sociales para ella, ya que la colocan en una situación de exclusión total y corren completamente su autoestima (Taverniers, 2012).

El buen trato se fusiona con el maltrato en una cadena sinfín donde nos instalamos como una pieza más de esa maquinaria que controla quien abusa. Dejar esta dinámica, liberarnos de ella no es nada fácil.

El abuso emocional no es fácil de desenmascarar porque sus mecanismos suelen ser muy sutiles, muy sofisticados. A ello hay que añadirle otro ingrediente no menos importante: el amor. Estamos enamorad@s o amamos mucho a quien nos maltrata. Y por ende, para protegernos de asumir tan cruda realidad, nuestro cerebro puede aplicar diversos mecanismos defensivos para negarlo.

Hasta que en algún momento hay que aceptarlo, al final, un@ es plenamente consciente de lo que está sucediendo, y cuando nos miramos al espejo notamos que ya no nos reconocemos. La persona que se refleja allí es poco más que una sombra de la que éramos antes.

Recuerda siempre que lo que permites, continúa. No tienes por qué soportar algo con lo que no estás de acuerdo. Pon límites si lo crees necesario.

Prioriza tu salud mental

Ten cuidado con lo que toleras. No permitas lo que no te gusta, no permitas nada que te haga sentir incómoda, no permitas nada que te haga sentir mal aunque sea un poco nada más. Debemos saber que NO hay una solución rápida para el gaslighting: es un proceso. Si sentís que alguien en tu vida te está engañando, recordá que sos dign@ de algo mucho mejor. Ponete a vos mism@ en primer lugar y protege tu salud mental de esta forma de manipulación. Tienes la fuerza para dejar la situación si es lo mejor para vos.

En este artículo encontrarás

En conclusión, es fundamental reconocer el abuso emocional y comprender que es una forma de violencia que puede tener efectos graves y duraderos en el bienestar de una persona. El abuso emocional viola los derechos humanos y nunca debe tolerarse. Al crear conciencia, promover la educación y fomentar una cultura de respeto y empatía, podemos trabajar para prevenir y abordar el abuso emocional, apoyar a los sobrevivientes y crear relaciones y entornos más saludables y seguros. Recuerda, mereces ser tratado con amabilidad, respeto y amor.