La temática de la ansiedad es extremadamente amplia, por ello, en este artículo vamos a definirla, y a comentar algunas líneas reflexivas sobre la misma.
Voy a comenzar diciendo que es súper importante abordar la ansiedad, ya que se trata de un fenómeno bastante extendido, la OMS calcula que entre el 10 y el 15% de la población lo puede padecer, lo padeció o lo padecerá en algún momento de su vida.
La ansiedad en montos esperables, no sólo que no es negativa, sino que además, es necesaria, ya que la ansiedad es básicamente un mecanismo defensivo: Un sistema de alerta ante situaciones consideradas amenazantes. Es un mecanismo universal, se da en todas las personas, y en montos bajos, es adaptativo, mejora el rendimiento y la capacidad de anticipación y respuesta.
De hecho, que estés aquí leyendo este artículo debes agradecérselo al mecanismo del estrés, ya que gracias a que nuestros antepasados lo sintieron, evitaron ser comidos por un león salvaje, o cualquier otra situación mortífera que amenazaba con acabar con sus vidas.
Ahora, el estrés crónico y en montos elevados es otra cosa, es poco adaptativo, y deriva en ansiedad. Hablando del tema, ¿sabías que tenemos un test gratuito para medirla?
¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es un sentimiento de malestar por un evento que está por suceder. Es anticipar el futuro con escenarios hipotéticos que son aterradores. La ansiedad es ese sentimiento fatalista que te hace creer que aquella presentación en la que tanto trabajaste va a salir mal y tod@s van a señalarte con el dedo diciendo que sos un/una inutil. Es una experiencia desagradable, intensa y excesiva de alerta, de amenaza, de peligro. Se presenta con diversos síntomas como: temblores, dolor muscular, dolores de cabeza, sudoración, sequedad en la boca, frecuencia cardiaca y respiración acelerada.
La función de la ansiedad es movilizar al organismo, mantenerlo alerta y dispuesto para actuar frente a los riesgos y amenazas, de forma que no se produzcan o se minimicen sus consecuencias. La ansiedad está vinculado a la percepción de amenaza y a la disposición de respuestas frente a esta amenza, nos empuja a tomar las medidas convenientes según el caso y la naturaleza del riesgo o del peligro, como huir, atacar, afrontar, adaptarse, etc (Burns, 2009).
Cuando sobrepasa determinados límites, la ansiedad se convierte en un problema de salud, impide el bienestar, e interfiere en las actividades sociales, laborales, o intelectuales. Puede limitar la libertad de movimientos y opciones personales. La ansiedad entonces es una señal que te da tu cuerpo, de que algo en tu interior está necesitando ser sanado, re equilibrado o escuchado. Es la consecuencia de un desequilibrio interior a nivel físico, emocional, mental o espiritual. Por ende, la ansiedad es una mensajera de éste desequilibrio, el cual quizás no habrías notado antes o de otras formas. Éste mensaje que nos envía la ansiedad se presenta en forma de síntomas súper desagradables, y la verdad es que mientras más luches o más quieras controlar esos síntomas, más va a aumentar esta sensación desagradable, el malestar (Burns, 2009).
Esto es porque los síntomas están tratando de decirte algo. Por esto es que no se trata de quitarlos lo más rápido posible, o de evitarlos, sino de entender por qué y para qué están ahí. Los síntomas de la ansiedad son la punta del iceberg de algo en tu interior, algo muy dentro tuyo, que necesita ser mirado, está queriendo decirnos algo. Por esto, si tenés alguno de estos síntomas, voy a dejarte un test en línea para que confirmes si lo que te pasa efectivamente es ansiedad, para que una vez que tengas la certeza de que lo que sentís es ansiedad, decidas qué hacer con ella. Este test NO tiene validez clínica, es sólo orientativo. Si realmente querés saber si lo que tenés es ansiedad, deberás recurrir a un profesional de la Salud Mental que te oriente.
El denominador común de la ansiedad: el miedo
En todos los cuadros de ansiedad, el denominador común es el miedo. La emoción básica es el miedo. Y como lo nuclear es el miedo, vamos a diferenciar algo que en la vivencia aparece como parecido. ANSIEDAD VS. MIEDO. Para hacer esta diferenciación voy a tomar la teoría de las escenas matrices.
El miedo es una emoción primaria y tiene una función, como todas las emociones primarias.
¿Cual es la función del miedo?
El miedo nos señala que los recursos con lo que contamos para afrontar determinada situación son menores a los que la situación requiere. Cuando el miedo tiene que ver con el estímulo de la realidad, el miedo me está informando algo. Me está diciendo “Cuidado, fijate que para X situación no estás preparado/a, necesitás X herramientas”.
El miedo está ligado a lo que está pasando allá afuera en la realidad, a lo que está pasando ahora. En cambio, la ansiedad no es una emoción, sino un estado que experimentamos.
Cuando el miedo está ligado a la realidad, deberíamos hacer el mismo proceso que hacemos con todas las emociones: ver si es adecuada a la situación, o aparece de más o de menos. (Aquí quizás es necesario acudir a un psicólogo/a). Si aparece el miedo, probablemente me esté diciendo que hay una situación en el afuera que requiere más herramientas que las que tengo para enfrentar esa situación, por eso aparece, y entonces deberé actuar en consecuencia: ya sea buscando mayores recursos, o retirándome de allí. El miedo es entonces una emoción que me ayuda.
Ahora bien, cuando el miedo no está ligado a la realidad, o cuando parte del miedo no está ligado a la realidad, hacemos lo que hacemos con las emociones cuando nos encontramos desordenad@s, desorganizad@s, cuando experimentamos una emoción de más o de menos que en la realidad, analizamos esto que está DE MÁS O DE MENOS, que no pertenece a la realidad.
Y nos preguntamos: Si no pertenece al objeto real que está ahora aquí, ¿A que pertenece?
Aquí lo necesario e ideal es acudir a terapia psicológica para averiguar a qué miedo está referenciando mi ansiedad o mi miedo, y qué puedo hacer con él.
En la ansiedad, a diferencia del miedo, el objeto no está claro. En el miedo, siempre tengo miedo a algo puntual, tiene un objeto. Cuando el miedo tiene que ver con la realidad, el objeto es más claro. Cuando no tiene que ver con la realidad, es más difuso. En la ansiedad, el objeto no es claro, es muy difuso, es general. O está puesta en un objeto, pero en el fondo no pertenece ahí.
Por ejemplo, si yo soy fóbico a las situaciones sociales, salir de mi casa a una reunión con otra gente me producirá ansiedad. Cuando empiezo a tratar de determinar qué es eso que me da miedo de las reuniones con personas, o por qué me da miedo, no lo puedo definir.
Entonces primero diferenciaremos miedo de ansiedad. Hay que ver si existe un miedo claro, o un miedo difuso, por ende poco claro, generalizado, como en la ansiedad. Y en tanto muchas veces se presentan los dos juntos, lo ideal es acudir con un profesional de la salud para determinar de qué se trata.
El universo en el que vive la persona ansiosa está lleno de pensamientos que siempre terminan en lo mismo: “Algo peligroso puede pasar”, ¿Qué? No se sabe. Pero algo peligroso puede pasar. La ansiedad no tiene nada que ver con lo real, sino más bien, con una voz interna que dice que algo terrible va a pasar en el futuro. Y lo asegura. Ahora bien, cuando uno se mete en este universo encuentra una contracara a este mundo terrible del que la persona se defiende.
El mundo ideal del ansioso
La persona con ansiedad vive en un mundo en donde todo se puede desmoronar en cualquier momento, entonces, la alerta es necesaria frente a este mundo que se muestra como peligroso, y la persona suele pensar que si soluciona el problema X que tiene hoy, todo se resolverá: A esto Weintraub le llama “El mundo ideal del ansioso”, según quien la ansiedad tiene que ver con creer que existe ese mundo sin ansiedad.
Creer que hay un mundo donde todo está en paz, donde no hay conflicto.
Un mundo donde no pagamos el precio de estar vivos, de ser adultos. Un mundo en el que todo parece estar bien. Mundo en el que él no se encuentran aún, pero que cuando llegue, todo dejará de tener tensión y conflicto. Este mundo ideal funciona como un anzuelo tras el cual la persona con ansiedad corre, o es arrastrada, desesperadamente.
En personas con ansiedad, aparece esta idea certera de que si se mudan, si dejan esa casa, ese lugar donde viven, ese trabajo, esa pareja, esa relación de amistad, lo que fuera, entonces allí se alcanza el paraíso. Allí llegarán a este mundo ideal sin ansiedad. Todo se soluciona. Pero lo cierto es que, luego de esta problemática con eso que la atormenta hoy, vendrá una situación similar con un amigo, en el trabajo, con su pareja, y miles de etcéteras más. Porque la persona con ansiedad juega a llegar a ese mundo ideal que NO EXISTE, sin saberlo.
Buscar desesperadamente el mundo ideal genera ansiedad, y enojo. Enojo contra el otro que por algo que hace o no hace no me permite llegar a ese mundo ideal, o enojo contra mi, ya que no soy lo suficientemente bueno/buena para llegar a ese mundo ideal. Enojo contra mi que se llama culpa.
Este mundo ideal sin conflicto, sin presiones, en paz, sin pagar precios, es en el fondo un mundo infantil. Es lo que el bebé experimenta cuando toma la teta por primera vez, dice Freud. Ese lugar de unión absoluta con el mundo en donde todo está en paz absoluta, es lo que siempre anhela la persona con ansiedad. Y es por ello que corre tras esta ilusión, porque su psiquismo le dice que solo allí va a estar en paz, solo allí va a conseguir la paz absoluta. Pero esto no sólo no existe, sino que además, es un mundo infantil.
La adultez es otra cosa. La adultez tiene un precio, tiene incógnitas que no son develables. Tiene que ver con el conflicto INHERENTE a estar vivos. Cuando se vive, cuando estamos vivos, hay un conflicto que es INHERENTE, es decir que va junto con el estar vivos. No es posible estar vivos y no tener conflictos, NO SE PUEDE. Es el precio a pagar por vivir. Y la persona adulta asume este precio. (Weintraub, 2021)
Y es entonces donde entramos a entender que la ansiedad tiene muchísimo o todo que ver con las nociones más cruciales de la vida: POR QUÉ ESTAMOS ACÁ, Y A DÓNDE VAMOS CUANDO NO ESTAMOS ACÁ. Tiene que ver con la vida, y sobre todo, tiene que ver con la muerte. El miedo a la muerte de la ansiedad es el miedo a vivir plenos. A hacer lo que realmente quiero hacer. Estar alejado de lo que quiero hacer o quién quiero ser. Si yo no le hago lugar a esta incógnita, a esto que no puedo comprender, e intento controlar todo (sí, la ansiedad tiene todo que ver con intentar controlar), intento evitar, quitar, surpimir esta incógnita para que no haya conflicto, que sólo haya paz… Viviré en la ansiedad. Porque todo el tiempo estaré entonces intentando resolver y estar segur@ de aquello que NO SE PUEDE ESTAR SEGUR@. Es un imposible.
Para Weintraub, la persona con ansiedad no entendió todavía que la adultez tiene un precio, y este precio se paga. Asumiéndolo, como cuando pago la boleta de la luz o el gas. Si quiero tener luz, sé que la tengo que pagar. Y a la vida la pagamos de esa forma (asumiendo los riesgos), o de otras formas.
Una de las maneras más frecuentes en la que pagamos el precio de vivir, es a través del experimentar ansiedad. Hoy por hoy la ansiedad es un signo de época, ¿Quién no ha experimentado ansiedad alguna vez?
En este artículo encontrarás
Es dolorosamente común. Vivimos en una cultura que nos insta a estar ansiosos, con los ritmos de vida que se nos proponen, y con la productividad excesiva como clave del éxito. Es importante entender que la cultura nos propone parámetros a partir de los cuales el camino de la ansiedad es inevitable. Por eso, es necesario preguntarnos cuáles parámetros queremos seguir sosteniendo, o trabajar sobre ellos, para buscar al menos disminuir un poco la ansiedad en lo cotidiano. Y acercarnos en la medida de lo posible, al bienestar.