¿Realmente necesitamos tener el control?
El exceso de control suele desarrollarse en la niñez, donde aprendemos a controlar para tolerar situaciones impredecibles y ganar seguridad en ambientes donde nuestras necesidades NO eran reconocidas.
Paradójicamente, cuanto más tratamos de controlarlo todo, más nos alejamos de hacerlo.
Ser controlador/a es muy cansador, tanto para quienes están bajo ese control -l@s controlad@s- como para la persona controladora, que se agota frente a no poder manejarlo todo y ver situaciones de peligro y amenazas todo el tiempo y en todos lados.
Estas son algunas de las consecuencias de querer controlarlo todo:
1. Estrés acumulado que puede llevarnos a sufrir ataques de pánico o experimentar aparición de ansiedad.
2. Sentir emociones como angustia, miedo, incertidumbre, desesperación.
3. Volvernos personas temerosas, que perciben todo como un peligro potencial.
4. Ver catástrofe en todos lados.
Quien controla sufre un enorme desgaste emocional.
No podemos tenerlo todo bajo control
Todas las personas necesitamos cierta ilusión de control para manejarnos en la vida. Querer controlar es un mecanismo de defensa que busca “protegernos” para construir seguridad en ambientes de incertidumbre, caóticos y poco funcionales. Además, muchas de las mejores cosas que nos pasan en la vida son aquellas que podemos disfrutar pero no controlar.
¿Cómo podemos soltar el control?
Nuestro cerebro es una máquina de anticipar pero -aunque hagamos nuestros mejores esfuerzos- el futuro es ciertamente impredecible. Nos enfrentamos a un mundo en constante cambio y movimiento que no podemos controlar.
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Check -list EMOCIONAL para saber si eres una persona controladora:
1. ¿Soy hiperexigente?
2. ¿Me cuesta delegar?
3. ¿Quiero que todo sea como yo elijo?
4. ¿No soporto los imprevistos?
5. ¿Me desespera NO saber lo que va a pasar en el futuro?
6. ¿Me surgen muchísimas dudas antes de tomar una decisión? (Porque tengo que saber que todo saldrá como yo quiero.)
¿Cómo soltar el control?
Si luego de responder las preguntas anteriores reconoces en ti una persona controladora, la buena noticia es que la necesidad de control puede ser identificada, trabajada, analizada, aceptada y sanada.
Para terminar este artículo, aquí tienes una lista de recomendaciones para comenzar tu camino hacia dejar de controlar:
1. Dejar de presionarte, criticarte y autoexigirte: De esa manera puedes ser tu mism@ y cubrir tus necesidades personales y emocionales.
2. Aceptar tus limitaciones: Conocer hasta dónde podemos llegar, y jamás sobrepasarnos.
3. Trabajar con la culpa si esta emoción aparece cuando decimos que NO: No podemos controlar todo, y por ende debemos delegar diciendo que NO.
4. Dedicarte tiempo a ti mism@: Tiempo para descansar, para hacer todo lo que te gusta, o tiempo para pisar terrenos desconocidos para ti.
5. Reconoce tu área de acción: Ayudar y estar atent@s por las demás intentando evitarle malos momentos siempre es bello, pero la experiencia humana tiene una imprevisibilidad que te hará imposible la tarea.
Si te interesa saber más sobre soltar puedes leer esta nota: Soltar para transformarnos: lecciones de una naranja y un mono
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La incertidumbre es una realidad. No es necesario huir de ella. La madurez viene de entender que no podremos nunca tener todo bajo control.