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26/4/2021

Amor Propio

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Guía COMPLETA para comprender y transformar LOS CELOS

¿Quién nunca escuchó hablar de los celos, presenció una escena de celos o se sintió afectado por ellos? ¡Probablemente pocas personas! Tal vez por esta razón, y por el hecho de que la cultura relaciona los celos con el amor, es que el tema resulta tan fascinante. En esta guía reflexionaremos sobre el fenómeno de los celos.

Escrito por

Equipo Psi Mammoliti

¿Quién nunca escuchó hablar de los celos, presenció una escena de celos o se sintió afectado por ellos? ¡Probablemente pocas personas! Tal vez por esta razón, y por el hecho de que la cultura relaciona los celos con el amor, es que el tema resulta tan fascinante. En esta guía reflexionaremos sobre el fenómeno de los celos.

¿Qué son los celos? ¿Hay celos SANOS y celos NO SANOS? ¿Puedo sentir celos si tengo una relación sana? ¿Con qué tiene que ver que sienta celos? ¿Por qué los siento? Y si los siento, ¿Qué puedo hacer para calmarlos?

Veamos… Comenzaré diciendo que los celos son tan antiguos como la propia historia de la humanidad. Están presentes en todos lados: en la cotidianidad de las personas y en diferentes contextos: la familia, la escuela, el trabajo; y en todas las etapas vitales: la niñez, adolescente, adultez…

Los celos son una emoción universal. Es decir, todas las personas los hemos sentido alguna vez.

Soy una apasionada de la etimología de las palabras y sus definiciones según los diccionarios.

¿Qué dice el diccionario de los celos? La Real Académica Española señala dos acepciones del término CELOS.

Una es “Recelo que alguien siente de que un vínculo amado sea alcanzado por otr@”.

La segunda acepción es “Sospecha, inquietud y recelo de que la persona amada mude su cariño, poniéndolo en otra persona”.

Fíjense que en ambos casos se alude al temor, creencia, o sospecha que algo preciado está en peligro de perderse. Y ésta es una de las características que definen a esta emoción: la percepción de que una relación significativa está amenazada y puede llegar a desaparecer, o deteriorarse como consecuencia de la acción de una tercera persona, con independencia de que dicha amenaza sea real, o imaginaria.

Los celos son una emoción secundaria, es decir, una experiencia emocional compuesta de al menos tres emociones básicas: ira, tristeza y miedo. También puede incluir algo de vergüenza, competencia o envidia. (Norberto Levy)

La mezcla de todas estas emociones es lo que los hace tan intensos.

Contrariamente a lo que creemos, los celos no son ni buenos ni malos. Los celos sencillamente son.

Son sólo una emoción más. Lo saludabe o no saludable será lo que hacemos con esos celos. Es decir, los celos nos suceden. Los sentimos, como toda emoción. La cuestión de si son saludables o no, estará entonces en QUÉ HAGO CON ESA EMOCIÓN, CÓMO LA MANEJO.

¿Cuál es la función de lo celos?

Como toda emoción, tiene su razón de ser, una función. La función de los celos es la de informarme cuando hay un riesgo de perder aquello que amo.

Y como son una emoción universal, es muuuy importante diferenciar los celos naturales de los celos patológicos. ¿Cuándo los celos son disfuncionales? Esto es algo que retomaré más adelante.

Comenzaré explicando esta emoción con un ejemplo. Y voy a poner el ejemplo de una pareja ya que es el terreno en que generalmente sentimos celos. >> Sin embargo, cabe aclarar que podemos ser celosos/as de cualquier vínculo amado. De hecho, sentimos celos desde que somos niñ@s, es común que l@s herman@s sientan celos entre ell@s por el cariño de sus padres/madres, o entre padres e hij@s, etc.

Veamos… los celos tienen distintas intensidades. Si yo me pongo celoso/a viendo a mi pareja besarse apasionadamente con otra persona, es distinto que si me pongo celoso/a si veo que mi pareja saluda de lejos a una persona que no conozco, ¿No?

Se nota la diferencia. ¿No?

Norberto Levy, psicólogo Argentino, dice que cuanto más chiquito sea el estímulo (es decir, saluda a un amigo de lejos o responder un mensaje saludando por el cumpleaños de un colega de trabajo), y más intensa y destructiva sea la reacción frente a los celos, mas patológicos serán estos celos.

Básicamente los celos son la alarma que suena cuando aparece el riesgo de perder a alguien que queremos. Y claro, tenemos desde los celos más patológicos e irracionales, hasta los más racionales y funcionales. Entre estos dos polos, toooodo el abanico de posibilidades.

¿Cómo se sienten?

Sentimos los celos como un dolor intenso, una sensación de ser abandonad@, de ser excluid@, de no ser tenid@ en cuenta. La verdad, se siente horrible. Tanto para quien lo siente, como para la persona que es celada. En general, ambas personas lo sufren, cada quien a su manera.

Lo esencial en los celos es esta sensación de POSIBILIDAD DE PERDER por la presencia de otra persona, a la persona amada. Ya sea la pareja, padres, madres, amig@s o herman@s. Quien sea. Y esto, provoca mucho dolor.

¿Cuál es la raíz de los celos? ¿Por qué los sentimos?

Hay varias razones por las que sentimos celos.

Como ya dijimos, los celos son universales. Es decir que todas las personas, por ser seres humanos, los sentimos alguna vez. Y ni siquiera es exclusivo a las personas, también otras especies sienten celos cuando algo que creen de su propiedad es amenzado. Si tuviste alguna vez un perro cerca lo habrás notado. Si no los has sentido con algún vinculo en la actualidad, fue con papá o mamá o algún hermano en la infancia. Generalmente, tod@s sabemos de qué hablo cuando digo celos.

Sin embargo, si los celos nos generan fricciones/conflictos con las otras personas en la actualidad, esto puede estar hablándonos de un sentimiento de AUTODESVALORIZACIÓN.

¿Qué quiere decir esto de la autodesvalorización? Veamos…

Todas las personas tenemos partes nuestras que no nos gustan, que nos hacen sentir insegur@s, miedos@s, poco atractiv@s, dependientes, frágiles, tristes, etc. Y seguramente rechazaremos esas partes nuestras, justamente, porque no nos gustan. Ese rechazo es habitual, común. Es habitual rechazar partes propias que nos disgustan y que no queremos mostrar al afuera.

Ahora, el problema es la forma de sentir ese rechazo.

Si yo me rechazo, y pienso de mí que soy un/a inútil. O que soy fea/o, o que soy despreciable, etc. Claro que voy a sentirme celos@. Me sentiré celos@ porque estoy insegur@ de determinado rasgo de mí, que otra persona sí parece tener, y por ende, puede ofrecérselo a mi pareja, mientras que yo no puedo porque no lo tengo.

Claro, si yo vivo descalificándome a mi mism@, los celos continuarán. Sencillamente porque dentro mío hay un descalificador intern@ que me hace sentir insegur@ con las cosas que me dice.

Solemos sentirnos celos@s en las áreas en las que nosotr@s estamos más insegur@s. Esto vuelve un poco el foco hacia nosotr@s, ¿No? Cada quien se sentirá mayormente celoso/a del área de sí que le genere más inseguridad.

Entonces, por ejemplo, podemos sentirnos celos@s en cuanto al físico de otra persona, pensando que a mi pareja le gustara más ese físico que el nuestro (si no estoy cómod@ con mi físico); o en cuanto a los gustos musicales, o al talento de otra persona; a la intimidad emocional que esta persona logra generar con mi pareja en su vínculo de amistad por ejemplo, o a lo que fuera que nos provoca inseguridad.

Entonces, cuando percibo este rasgo en una tercer persona, imagino que a mi pareja le gustará más, y creo que esa persona podrá darle todo eso que a mí me gustaría tener pero no tengo. Esa persona sí. Yo no. Entonces, este tercero/a se vuelve casi como un rival imposible de ser alcanzad@, porque no es la persona real, sino la proyección de todo eso que me gustaría tener, pero no puedo alcanzar. La mayoría de las veces es una imagen idealizada de lo que yo desearía tener y no tengo, y creo que mi pareja desea.

La inseguridad es el caldo de cultivo de los celos excesivos.

Lo cierto es que, si no voy a trabajar con esas inseguridades, mis celos nunca disminuirán.

La autodesvalorización y el autorechazo son las dos mayores causas de los celos, y sobre lo que tendremos que ir a trabajar para que los celos dejen de seguir actuando fuertemente.

Cuando dejamos de ser nuestr@s propi@s enemig@s, y comenzamos a aceptar o cambiar esas partes que no nos gustan, los celos van disminuyendo.

Como verán, trabajar con los celos implica trabajar sobre nosotr@s mism@s. O sobre nuestra relación.

Hay miles de formas de empezar a aceptar y trabajar con lo que no nos gusta de nosotr@s mism@s ya sea para aceptarlo o para transformarlo. Pero acá radica el quid de la cuestión: trabajar sobre lo que rechazamos de nosotr@s. Esa es la clave. Seguramente eso que cause celos sea aquello que más inseguridad nos genera, o en lo que más nos exigimos de nosotr@s.

¿Qué otras razones de ser celos@s encontramos? ¿Sólo la autodesvalorización puede causar celos?

No. Ciertamente no. Hay varias razones. Entre ellas, además del autorechazo de rasgos propios que nos hacen sentir insegur@s, está por ejemplo, la idea de que TENEMOS QUE SER TODO PARA LA OTRA PERSONA. Es decir, colmar todas sus necesidades y deseos. Ser completa/o para ese otr@. Ser la única fuente de satisfacción y bienestar, sino, parece ser que algo anda mal en nosotr@s. Pensar que nadie más puede generarle felicidad a esa persona, sólo nosotr@s deberíamos.

Entonces, si hay algo que no cubrimos para la otra persona, sentimos celos hacia quien sí lo hace.

Pensemos en el siguiente ejemplo: Imaginemos que una persona NO se divierte jugando al voley, porque no le gusta hacer deporte, y a su pareja sí. Entonces busca un grupo de voley, empieza a entrenar, y se divierte con ell@s. Probablemente, si esa persona cree que debe colmar todos los deseos de su pareja, sienta celos hacia ese grupo de personas que juegan al voley con él/ella, y con quienes se divierte, ya que está pasándola bien por fuera de su relación.

Se da ahí entonces una sensación de exclusión y abandono que se siente super dolorosa.

Este es un mecanismo psicológico muy común, porque nos asegura que si somos todo -lo único en el mundo para esa persona- no la perderemos. Claro, es un mecanismo rudimentario, primitivo, y no es sano para nada, además de que tampoco es cierto.

Las personas somos complejas, y es imposible que una sola persona colme todos nuestros deseos y necesidades.

¿Hay celos sanos o no sanos?

Los celos no son ni NO sanos, ni sanos per se. Los celos sencillamente, como cualquier otra emoción, son sólo INFORMACIÓN. Información que hay que decodificar. Hay que ver qué es aquello que nos quieren decir. Se prendió una alarma, y hay que ver por qué. ¿Qué esta queriendo avisarme esta alarma de los celos?

Es una alarma que nos muestra algo, por ende, responderemos con esto a otra de las preguntas que aparece muy frecuentemente en consulta, y es la de si puede haber celos en una relación sana o no: y la respuesta es que siii, ¡Claro que sí! Siempre que estemos saliendo con un ser humano, puede haber celos. Porque como todas las emociones, son humanas. Tod@s las sentimos. Que nos animemos a sentirlas o a expresarlas, es diferente.

En este punto me parece importante diferenciar dos tipos de celos.

Los celos pueden ser PERSONALES -Según se den dos parámetros-, o SITUACIONALES.

Es decir, pueden tener que ver con inseguridades propias, de la persona que siente celos, o con inseguridades que genera la pareja, en un momento determinado de la vida de la persona.

El primer tipo de celos tiene que ver conmigo, y el segundo, con la relación.

CELOS PERSONALES

Lo primero que necesito saber para diferenciar cuando mis celos son saludables, o no, y si tienen que ver con la relación en la que estoy en sí, o si tienen que ver conmigo, es mirar DOS parámetros.

El primer parámetro es la repetición. Es decir, si yo permanentemente estoy y he estado en situaciones de experimentar celos con mis parejas u otras personas, eso me dará a entender que esto en gran parte al menos, tiene que ver conmigo.

El segundo parámetro es el no poder controlarlo, no poder salir de ellos. Es decir, que mis celos estén fuera de control para mi. Por más que no me guste y es displacentero, siempre me encuentro en situaciones en que hay otr@ que hace algo, y yo me pongo celos@.

Cuando noto en mí alguno de estos dos parámetros, es fundamental reconocer que hay algo mío que tengo que trabajar. Tengo algo con los celos. Algo que debo ir a mirar en mí.

Y esto es fundamental, porque si es mío, tengo que trabajarlo yo. No hay nada que la otra persona pueda hacer para calmar mis celos. O sí, pero implicaría reducirse al máximo a lo que yo quiero que haga, y otra vez entraríamos en terreno de lo poco sano. ¿Se entiende?

Como los celos tienen que ver CONMIGO, se me repetirán infinitamente con esta u otras parejas.

Ahora, hablemos del segundo tipo de celos.

CELOS CIRCUNSTANCIALES

Son esos celos en los que una persona dice «Yo nunca fui extremadamente celos@, de hecho, nunca los había sentido antes con mis otras parejas y de repente ahora si».

Bueno, acá es importante aclarar que no siempre las inseguridades son propias, sino que muchas veces, hay seguridades que yo busco que una relación me de, que la persona con la que estoy en pareja me de, y no están. Son inexistentes. Por esto es clave ver cada vínculo de cerca para trabajar con los celos. A veces las inseguridades no son individuales, sino que son de ambas personas. De la relación en sí misma. Los celos se dan en esa interacción. Por eso, repito, hay personas que son celosas con una pareja, y no lo fueron con otras que sí les daban la seguridad que esa persona necesitaba. Resulta que con la pareja actual son extremandamente celos@s porque no sienten que esa pareja brinde ningún tipo de seguridad.

Esto es fundamental saber diferenciarlo. Cuándo ir a trabajar nuestras propias inseguridades, y cuándo es necesario aprender a comunicar qué es lo que necesitamos para sentirnos segur@s.

Perder a alguien que amamos es siempre doloroso, pero a una persona con una autoestima sólida le resulta más fácil correr ese riesgo. Esto se debe a que, por un lado, cree que es merecedor/a del amor del otr@ y eso disminuye el miedo al abandono. Por otro lado, si la pareja terminara, la persona cree en sus posibilidades de estar bien sola, o de encontrar otra pareja, si así lo quisiera. Y aún más, cree que él/ella es una buena compañía para sí mism@ y por tanto estar sin pareja es, aunque doloroso, tolerable.

Entonces, vamos ahora a la pregunta del millón: ¿Qué hago con mis celos? ¿Cómo los gestiono?

Bueno, no hay soluciones ni recetas mágicas, como siempre en Psicología.

¡Pero sí hay un modo de empezar a trabajarlo!

PASO 1: RECONOCERLO

El primer paso es reconocer que te sentís celosa/o, es un primer paso bien difícil, porque a nadie le gusta reconocer que está bajo el efecto de los celos, ya que la emoción de los celos está tildada de tóxica un nuestra sociedad. Sin embargo, para empezar a trabajarlos, debemos al menos reconocer que tenemos un problema con los celos, o, que nuestra pareja tiene un problema de celos. No podemos trabajar o modificar lo que no conocemos, ¿No?

PASO 2: DIFERENCIARLOS: ¿SITUACIONALES O PROPIOS?

Reconocer si nuestros celos son celos situacionales, es decir, tienen que ver con la pareja en sí, con la dinámica de la relación, con lo que se da en un ENTRE nosotr@s, o son míos. Propios. (recuerden los 2 parámetros que nombré antes para saber si son propios: la repetición y el no control sobre ellos).  

Si son situacionales, es decir, si tienen que ver con la dinámica de la relación, entonces se tratará de sentarnos con calma con la persona que amamos y tememos perder (por eso la celamos), para contarle qué cosas necesitamos, qué cosas no nos hacen bien, qué seguridades necesitamos obtener y negociar si la persona puede dárnosla o no, siempre respetando las libertades individuales.

Y si reconozco que repito las situaciones de celos y no puedo controlarlos, y entiendo que son MIOS en realidad, me tocará entonces ir a trabajar sobre mi mism@, sobre MIS INSEGURIDADES. Trabajar para fortalecer mi merecimiento. ¿Qué me hace sentir insegur@? ¿Frente a qué situación me pongo celos@? ¿Cuándo pasa qué cosa? ¿Hay alguna inseguridad que esta tocando y por eso me pongo celoso/celosa? Pensemos, aunque sea molesto, ¿Quién es esa persona que despierta mis celos? ¿Qué rasgos o características tienen esas personas? ¿Qué generan en mi pareja o la persona que estoy celando?

Quizás ahí encuentro alguna clave de lo que me gustaría desarrollar, de lo que me gustaría tener, o de lo que quiero generar en la otra persona. Esto me servirá de clave para notar si quiero en realidad ponerme a trabajar por conseguirlo, generarlo en mi.

PASO 3: VOLVER A MI

En este punto se tratará de volver a nosotr@s mism@s, para trabajar nuestro merecimiento:

¿Valgo la pena?

¿Es lindo convivir conmigo?

¿Reconozco qué virtudes tengo?

Trabajar para poder responder un SI rotundo a estas preguntas. Entonces si la otra persona elige irse, y bueno, (tod@s tenemos derecho a no corresponder en el amor, aunque duela, ¿no?). Pero si yo estoy convencid@ de que sí valgo y que es lindo estar conmigo, entonces puedo quedarme sol@ conmigo que aunque sea doloroso, es tolerable.

¿Y si soy yo la persona celada?

Veamos… hay que entender algunas cosas. Hay veces que sí, luego de la charla sobre qué genera inseguridad en mi pareja, y la puesta en palabras de qué requiere de vos para sentirse mas segur@; y sentís que se lo podés brindar, entonces bastará con hacer algunos pequeños ajustes y los celos irán cesando… Pero otras veces, y sobre todo cuando tiene que ver con inseguridades de la otra persona (la persona celosa), lo cierto es que por mucho que intentemos hacerlo, no podremos darle la seguridad que ella/el mismo no tiene.

Cada quien es responsable de trabajar en su seguridad.

Como pareja podemos acompañar a que la persona celosa trabaje con sus inseguridades, desde el amor, si así lo deseamos. Pero el camino es de esa persona, no nuestro. Sobre todo, entendiendo que si un@ no da razones para desconfiar, e incluso demuestra que ama, y la otra persona se siente celosa de situaciones que hacen a tus libertades individuales, no tienen entonces que ver con vos. Tienen que ver con inseguridades de la otra persona, que se activan a través tuyo, pero que no tienen que ver con vos. Por ende, no importa lo que hagas o dejes de hacer, los celos seguirán activándose hasta que no sean trabajados.

Si la mirada está puesta hacia dentro, sin duda encontraremos una salida. Si evitamos nuestra responsabilidad y tendemos a culpar al otr@ de nuestro sentimiento, será más complicado poder resolver y gestionar este sentimiento.

Surgieron muchas preguntas relacionadas a los celos por infidelidad, para esto, les recomiendo que vayan a escuchar el capitulo 8 y 9 de este mismo podcast en el que hablo de la infidelidad.

Antes de terminar, me gustaría hablar de los celos disfuncionales, o la CELOTIPIA, para que identifiques si te es necesario buscar ayuda.

CELOS DISFUNCIONALES O CELOTIPIA

Estos celos son desproporcionados en intensidad, aparecen de manera recurrente -demasiado seguido-, o son infundados. Este tipo de celos están más relacionados con la necesidad de control y la desconfianza que con el amor.

Los celos de este tipo crean un espiral destructivo que suele llevar al deterioro de la pareja y en muchos casos puede conducir a su disolución. El problema es que la persona celosa dedica gran parte de sus esfuerzos y tiempo a buscar pruebas de un posible engaño, convencida de que ha sucedido, rechazando cualquier argumento racional que indique lo contrario. De esta forma, el comportamiento del/la celoso/a provoca lo que tanto teme: la pérdida de la persona que ama.

Síntomas de la celotipia

La persona con celotipia no siempre es consciente de que esto representa un problema, suele pensar que sus celos son «normales». El primer paso para superar los celos aquí, como dije más arriba, consiste en reconocer la existencia de los celos. Por eso, es importante que leas con atención los siguientes comportamientos y analices si te identificas con algunos:

1. Tenés un miedo excesivo a perder a tu pareja que te hace sentir mal.

2. Imaginas frecuentemente que tu pareja te engaña con otra(s) persona(s).

3. Analizas meticulosamente el comportamiento de tu pareja buscando señales que confirmen una posible infidelidad.

4. Llamas a tu pareja con frecuencia, solo para saber qué está haciendo. Cuando no responde imaginas que te está engañando con otra persona.

5. Te comparas constantemente con las personas con las que se relaciona a diario tu pareja.

6. Vigilas a tu pareja o vulneras su intimidad, por ejemplo mirando sus mensajes del teléfono, o sus correos electrónicos.

7. Controlas en exceso y limitas el día a día y la vida de tu pareja.

8. Odias a los amigos y colegas de trabajo de tu pareja porque pueden pasar tiempo con él/ella.

9. Tus celos se fundamentan en situaciones imaginarias o en conclusiones que extraes a partir de pequeños detalles. Ninguna pista empírica.

10. Los celos están afectando tu vida, hasta el punto que dormís poco o sufrís cuando tu pareja no está con vos. La obsesión por una posible infidelidad o el abandono te impiden vivir plenamente.

11. Le exiges a tu pareja que te cuente todo lo que hizo a lo largo del día en la búsqueda de pistas que desvelen un posible engaño.

12. Sentís una gran ansiedad cuando tu pareja tarda más de lo habitual en llegar a casa o a una cita e inmediatamente piensas que te está siendo infiel o ha perdido el interés por su relación.

Si te identificaste con muchas de estas conductas, quizás es momento de buscar ayuda profesional.

En este artículo encontrarás

Hay miles de formas de empezar a aceptar y trabajar con lo que no nos gusta de nosotr@s mism@s ya sea para aceptarlo o para transformarlo. Pero acá radica el quid de la cuestión: trabajar sobre lo que rechazamos de nosotr@s. Esa es la clave. Seguramente eso que cause celos sea aquello que más inseguridad nos genera, o en lo que más nos exigimos de nosotr@s.