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16/3/2021

Relaciones

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3

Guía completa para poner límites sanos

En esta Guía te traigo TODO lo que necesitás saber para comenzar a poner límites de manera sana. ¡COMENCEMOS!

Escrito por

Equipo Psi Mammoliti

En esta Guía te traigo TODO lo que necesitás saber para comenzar a poner límites de manera sana. ¡COMENCEMOS!

Lo cierto es que NO sabemos poner límites. Si lo hacemos nos sentimos culpables, mal@s, irrespetuosos, etc. ¡Sí, por poner límites! Suena loco, ¿NO? Pero así es…

Y la verdad es que nadie nos enseñó cuál es el equilibrio perfecto para relacionarnos, sin invadirnos l@s un@s a los otr@s, manteniendo en todo momento el respeto mientras generamos confianza y cercanía.

Por ende, como nadie nunca nos enseñó, tenemos que aprender a hacerlo.

Quizás estás pensando que poner límites implica gritarle a todo el mundo toodo lo que pensás de cada quien en cada momento. Pero no es así.

Tampoco es defender a capa y espada nuestras opiniones para que quede clara nuestra posición. No tan así.

Y, como está tan de moda hoy mostrar nuestra vulnerabilidad; poner límites no tiene que ver con mostrar nuestras debilidades a l@s demás para que ést@s se adapten a nosotros. No, no y no…

Poner límites es una acción muy compleja, que se ensaya y aprende, y comprende en sí misma muchas cualidades humanas. Siempre digo que si el ser humano aprendiera a desarrollar la capacidad de poner límites sanos, disfrutaría al 100% todas sus relaciones interpersonales.

Veamos un poco más. Entre las cualidades que comprende el PONER LÍMITES SANOS, están:

La capacidad de autoconocimiento para saber exactamente cuáles son tus propios límites.

El «Timing» implica saber ponerlos cuando es oportuno, en el momento justo.

La valentía de ponerte a vos como prioridad, en primer lugar.

Y es que para poner límites tenés que tener muy claro qué es permisible para vos y qué no lo es. Sería imposible poner un límite que no se conoce, ¿no?

Una vez que tenés bien claro tus propios límites, que es el primer paso, viene ahora lo que más le cuesta a la mayoría de las personas: la tarea de decir NO cuando corresponde. Porque está claro que un límite es un “no”, dicho explícita o implícitamente.

No te preocupes, no es tan difícil. Vamos a explorar un poco más sobre ellos y al final de la nota sabrás cómo hacerlo bien.

La práctica de poner límites es algo que se ensaya y se aprende. A prueba y error. Es difícil si nunca los pusimos y ni siquiera está dentro de nuestro radar de conductas, pero debemos hacerlo si queremos tener una vida plena y ser libres en nuestras decisiones •

En esta nota te comparto tips prácticos para comenzar. ¿Estás list@ para aprender a poner límites de manera SANA? Bueno, ¡Vamos a ello!

¿Qué son los límites?

Se puede definir a los límites como ese espacio que existe entre vos y otra persona; que no se debe traspasar. Ni vos, ni la otra persona.

Los límites físicos están muy claros. Si te encontrás con una puerta, un río o una pared, sabés que no podés pasar; o que tenés que pedir permiso al menos. Allí hay un límite claro, ¿no?

Peeeero, los límites emocionales no resultan tan evidentes; y hay que establecerlos, nombrarlos, delimitarlos, para que queden claros.

¿Por qué son TAN importantes los límites?

Los límites con l@s demás nos estructuran como personas, conforman nuestra identidad, definen nuestra forma de ser ante otr@s. Le damos forma a nuestro YO a través de los límites.

Nuestro mundo interno se proyecta en las cosas cotidianas que nos rodean: la comida, la casa, el dinero, la ropa, la gestión de nuestro tiempo, etc.

Por eso es que poner límites físicos a las cosas (poner un límite a la comida, cerrar la puerta y que no entre nadie si no queremos, gestionar nuestros horarios y tiempos, rutinas, obtener nuestro propio dinero y no sentir que otr@s abusan de él), nos ayuda a poner límites emocionales con las personas.

¿Cuáles son los BENEFICIOS de poner límites?

Facilita las relaciones con l@s demás, nos ayuda a conocernos a nosotr@s mism@s, y nos da autonomía; que es muy importante para nuestra autoestima.

Nos ayuda a respetarnos a nosotr@s mism@s. Y, en la medida en que esto ocurra, estarás en condiciones de hacerte respetar. Podrás hacerle a otr@s cómo querés que se comuniquen con vos, y esto te traerá mucha satisfacción personal.

Aumenta considerable el autoestima. Esto sucede de forma natural simplemente cuando hablás de vos, cuando mostrás que te conocés y te hacés respetar.

Nos permite tomar las riendas de nuestra vida, haciéndonos responsables de lo que queremos y de lo que NO.

Te hace notar qué querés hacer, qué no querés, y lo que no vas a tolerar de ninguna manera. Por ende, te vuelve más honest@ y transparente con vos.

Te permite perder el miedo de mostrarte tal como sos. Por fin podés soltar la tensión de tener que estar alerta por si algo o alguien puede dañar tu vulnerabilidad. Poner límites hace que te sientas libre de expresar tus necesidades (con respeto y amor), independientemente de cómo se lo tome el resto.

Te permite desapegarte de la reacción de l@s demás ante tus deseos. ¡¡¡LIBERTAD!!! Toda al alcance de tu mano.

¿Por qué nos resulta tan difícil poner límites?

Hay que reconocer que no nos es fácil poner límites. Los motivos son muy variados dependiendo de cada persona.

Hay quien no los pone para evitar los conflictos.

Hay quien no lo hace por miedo a quedarse solo. Algunas personas piensan que no ceder a lo que les piden, es ser egoístas. Y otras simplemente porque le dan más importancia a los deseos ajenos que a los suyos propios.

Además, hemos sido educad@s para complacer a tod@s; para ser «buen@s» (entre miles de comillas). Claro, no seremos felices pero sí que somos buen@s (¿Tienes esto siquiera sentido?).

Conductas que indican que existe un límite

1. Tomar las riendas de nuestra vida.

Ante una decisión, solemos pedir consejos u opiniones a nuestra gente más cercana. Sin embargo, esto no quiere decir que nos impongan lo que debemos hacer, y nosotr@s debemos asentir y hacerlo solo porque pedimos alguna opinión.

Debemos tener bien claro que al final, quien pedirá opiniones y evaluará luego de todas ellas lo que quiere hacer, quien tomará la decisión somos nosotr@s mism@s.

2. Es DECIR NO cuando no quiero algo y SÍ cuando lo deseo o necesito.

Parece bien básico, ¿No? Suena como algo que claro que puedo hacer… Pero lo cierto es que tod@s -o casi- hemos dicho alguna vez que SÍ; sin querer decirlo realmente.  Cuando entendemos y asumimos que negarnos a algo que no queremos hacer, es nuestro derecho, obtenemos doble beneficio. Por una parte, nos resultará más fácil decir que no; y por la otra, no nos molestará que otra persona nos lo diga a nosotr@s.

Debemos eliminar la falsa creencia de que si nos negamos a algo, vamos a crear un conflicto. Responder de manera adecuada a una invitación a la que no deseamos asentir, de manera asertiva, no tiene por qué provocar un conflicto con nadie. Y si alguien se molesta por nuestra negativa, es un problema suyo y no nuestro. Ya que nosotr@s estamos ejerciendo nuestro derecho al decir que NO.

3. Es decir HASTA ACÁ, MÁS ALLÁ NO. (Hasta las 4.30 pm. sí, a las 5.30 ya no)

Pongamos un ejemplo:

Yo quiero verme con una amiga, pero trabajo a las 5 pm. Le digo esto y le anuncio que mi horario para vernos hoy puede ser hasta las 3.30pm., ya que luego quiero organizarme para el trabajo. Ella me dice que no, que por favor lo extendamos a las 4.30, ya que a las 3.30 no puede llegar.

Si es importante para mí irme a las 3.30 pm. para organizar mi trabajo, como lo pactado, puedo sencillamente marca el límite y establecer que hoy puedo en ese horario, y que si no es posible, coordinemos otro día. Es mi derecho plantearlo así. Ahora, si considero que ver a mi amiga es «más importante» ya que me pidió verme porque lo necesita, o por X motivo es algo que deseo hacer con todas mis ganas, podré mover mi límite y verla más allá de las 3.30pm.

Recordá siempre que el límite es tuyo, buscá tu bienestar.

4. Es NO dejarme llevar haciendo lo que l@s demás quieren para no entrar en conflicto.

Le tenemos mucho miedo al conflicto. Lo cierto es que cuando empezamos a poner límites, es probable que las personas a nuestro alrededor lo tomen a mal, lo sientan raro. Podemos sencillamente decir luego de un NO algo como: «A partir de ahora empezaré a decir que no, estoy practicando el poner límites…» Esto le permite a l@s demás entender que no es algo personal, sino que estás comenzando a poner límites a todo mundo.

5. Es NO hacer siempre las sugerencias de l@s demás.

Tomar sus consejos y opiniones en consideración. Pero quien debe tener la palabra final, siempre sos vos.

6. NO dar por hecho que cualquier persona puede opinar, manipular y exigir sobre mi espacio personal.

No sabes cómo, pero siempre terminás cumpliendo el deseo de otr@s, o satisfaciendo sus necesidades en lugar de las tuyas. No sabes en qué momento te sentiste arrastrad@ a olvidar tus planes y ahora estás haciendo algo que no querías hacer, o no te corresponde en ese momento.

Esto puede hacerte sentir mal por dos motivos: No estás haciendo lo que querés.

Te sentís usad@, como una persona a la que se puede manejar con facilidad.

Ponete bien atent@, cuando alguien te manipula te sentís ANULAD@. Como si lo que vos querés o sentís no vale. No es tomado en cuenta.

Lo cierto acá es que el problema no es realmente de ese otr@ que manipula o exige, es tuyo. L@s demás pueden intentar manipularte, y lo tratarán de hacer, pero sos vos quien deberías no dejarte anular y hacerte presente para que eso no suceda.

7. Distinguir lo que quiero hacer y lo que no quiero hacer.

Acá el autoconocimiento juega un rol fundamental.

Podés comenzar haciendo una lista de QUÉ COSAS SÍ QUIERO y QUÉ COSAS NO QUIERO BAJO NINGÚN PUNTO, SON INNEGOCIABLES. Comenzá por allí.

8. Cuando alguien me falta el respeto, aunque sea alguien a quien otorgue cierto “poder”/sentido de autoridad:  jefes, profesores, tutores, padres, no consentirlo.

Siempre se puede marcar un límite respetuoso, no hace falta levantar la voz o hacer un escándalo. Marcar un límite puede ser sencillamente dejar una habitación, irme, decir «Disculpas, pero me estás faltando el respeto, asique me retiro».

9. Decir NO QUIERO aunque esto represente cierto dolor al otr@ (dolor que muchas veces “sobredimensionamos”, no es tan catastrófico). Hacerlo con las personas que más queremos (son las que más nos cuestan).

Claro que evaluando que efectivamente no poner ese límite, implicaría un gran dolor para mí. Ponete siempre como prioridad. Priorizándote a vos te protegés a vos, y protegés a la otra persona.

10. No dejarme llevar por chantajes emocionales, por miedo a ser “egoísta” o “egocéntrico”.

A veces pensamos que si no accedemos a lo que nos piden que hagamos, esa persona sufrirá consecuencias, por lo general, emocionales. Valora vos mism@ si una cosa tiene que ver con la otra y si debes ceder, o no.

Tené bien en cuenta que, ceder una vez implica que el chantaje emocional se repita en más ocasiones. Si por el contrario, dejas claro que no vas a cedesr a ningún chantaje, la otra persona dejarán de hacerlo.

11. No confundirme con frases como “lo hago por tu bien”.

Sí, el cariño nos descoloca. Sin embargo, hacer algo por nuestro bien NO es desde la óptica de la otra persona. Nadie más que nosotr@s sabe qué es lo que mejor nos hace. «Por mi bien mejor sería que hicieras X cosa…»

12. Tener un ESPACIO PROPIO, una parcela privada sana que vos mism@ podés autogestionar. Es NO dejar que invadan tu intimidad.

No debemos dejar que se invada nuestra intimidad. Nuestra intimidad es NUESTRA, y sólo pueden acceder a ella las personas que queremos que lo hagan, y en el momento que queremos que lo hagan, únicamente. Invadir nuestra intimidad es una falta de respeto que no debemos consentir.

Creencias Populares que son mitos repetidos a lo largo de generaciones, que nos impiden poner límites:

El amor es NO poner límites: “La familia que está unida debe compartirlo TODO, no cuestionarse nadie con nadie, que no haya conflicto ni discusiones, y que no haya nada privado porque eso es de personas egoístas”.

El amor fusionado «El verdadero amor es que tod@s seamos uno, compartirlo y saberlo todo de tod@s, quererse es fusión sin límites” .

Estos mitos no sólo son erróneos, sino que además son muuuy perjudiciales a nivel psicológico. Madurar la autonomía es básico para la salud mental.

Te voy a contar una gran verdad, parece contradictoria pero NO LO ES. Podés incluso escribir este texto en un papel y pegarlo donde puedas volver siempre a verlo y recordar:

SE PUEDE QUERER A ALGUIEN MUCHÍSIMO, COMPARTIR COSAS, AYUDAR A L@S DEMÁS, Y TAMBIÉN MANTENER TU PROPIO LUGAR ÍNTIMO, Y NO QUERER AYUDAR A VECES, SINO QUE PRIORIZARTE A VOS POR SOBRE OTR@S.

¿Qué hacer cuando alguien traspasa alguno de tus límites?

Bien, cuando sentís que alguien “se pasó de la raya” es justo eso: Sentimos incomodidad, malestar, a veces ENOJO. Entonces, es el momento de hablar, sea quien sea la persona.

Pero, no debemos hablar de cualquier manera. COMUNICACIÓN ASERTIVA ES LA CLAVE.

Si queremos comunicarnos de manera asertiva, lo ideal es entonces empezar recordando lo importante que es él o ella para vos. Después, contarle qué es lo que te molestó; basándote en los hechos. No pongas etiquetas, no califiques con ningún adjetivo o juzgues; sólo recordale lo que hizo de manera concreta y en qué momento -«No lavaste los platos cuando habíamos quedado que eras vos el que iba a hacerlo. Me gustaría que si quedamos así puedas cumplirlo la próxima vez-«.

Una vez hayas dicho clara y concretamente qué es eso que te molestó, se podría iniciar una negociación de cómo se actuará a partir de entonces.

¿Cómo empiezo a poner límites?

Acá te quiero decir algo que es fundamental para empezar a poner límites. Tenemos que quitar de nuestras cabezas la falsa creencia de que si ponés límites sos un/a egoísta.

Pará, pará, pará.

¿Cómo es eso? ¿De dónde lo aprendiste? ¿Quién te lo dijo?

Recordá. Hacé memoria.

Veamos: Lo cierto es que sería bieeen irónico creer que sos egoísta por mostrar tus límites, por ser como sos, por respetarte y mostrarle a l@s demás donde empieza tu espacio seguro y donde no querés que entren.

Lamento contradecir lo que creíste toda tu vida, pero no es razonable que pienses que sos egoísta por respetarte cuando estás teniendo en cuenta los sentimientos de otr@s, el momento apropiado para decir que no, y cuando reflexionaste lo suficiente como para tomar consciencia de que poner límites va a mejorar tus relaciones, eliminar los roces y los posibles conflictos de ahora en adelante.

ESTO NO TIENE NADA QUE VER CON EL EGOÍSMO.

Corresponde y es LEGÍTIMO que marques tus límites. De hecho, lo injusto sería que estuvieras en este mundo sin mostrarte tal cual sos, ¿no?

Ahora sí, habiendo dicho esto, pasemos a CÓMO PONEMOS LÍMITES.

La práctica de poner límites es un PRO-CE-SO, por ende, es poco a poco, paulatinamente.

Primero hay que empezar por detectar las situaciones en las que otras personas intentar sobrepasar nuestros límites (quizás sin darse cuenta), aunque todavía no podamos cambiar nada. Esto implica estar alertas y localizar cuando algo no me gusta o no lo quiero (a veces respondemos tan automáticamente que no pensamos si me gusta o no lo que me están diciendo).

Recordar que seguimos queriendo a esa persona, pero que así y todo, no es egoísta ponerle un límite. (Cuando lo tengamos claro internamente empezará a salir solo).

Soportar la culpa inicial, ¡No estamos acostumbrados! Confiar en nosotr@s, ya se irá pudiendo, sin apuro alguno.

Entender que todo no se puede, decidir renunciar, muchas veces, es una forma de avanzar y de comenzar a respetarnos.

Siendo asertiv@: Decir lo que pienso, con educación y cuidado pero con firmeza, esto me hace sentirme coherente, produce tranquilidad, seguridad y respeto.

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En este artículo encontrarás

Establecer límites saludables es una habilidad compleja y esencial que nos permite mantener relaciones respetuosas y equilibradas. Sin embargo, muchos de nosotros luchamos por establecer límites debido a varias razones. Es crucial aprender esta habilidad para disfrutar de relaciones interpersonales satisfactorias y vivir una vida plena.

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